lunes, 13 de mayo de 2024

Capítulo 63 - El viaje a Marte








Bill, un antiguo astronauta amigo de Buzz Aldrin, propuso hacer una prueba real para trasladar a una persona con la música. Canesa, la investigadora, se ofreció voluntaria. Pero, aunque salió del sitio en donde estaba, volvió en muy poco tiempo.



"¡Hay que seguir probando!", le dijo Bill a Buzz. En ese momento, entraron en el garaje Pelo y Bulliver. "¿Ha funcionado?", preguntaron sin ni siquiera saludar. "A medias", respondieron Buzz y Bill a la vez. 


En la calle se oyó el sonido de un fuerte viento. Por una de las ventanas entró una gran ráfaga. Y detrás, Alfombra Mágica. "Creo que alguien me ha llamado", les dijo. "¡Yo! ¡He sido yo!", gritó Pelo, mientras se acercaba a ella. "Tenemos un problema. Bill tiene un sistema para trasladar a personas de un lugar a otro con la música, pero no funciona muy bien. Regresan al poco de salir de viaje".


Alfombra empezó a dar vueltas por la habitación. Todos la miraban sin decir nada. Parecía pensar. Una suave música empezó a sonar. Todos se quedaron aparentemente dormidos. Cuando despertaron, estaban en medio del campo.


"¿Esto es lo que queréis?", preguntó Alfombra a los asombrados viajeros. "¡Síiiii! ¡Esto es lo que queremos!", gritó Canesa emocionada. "¿Podremos ir a Marte?", preguntaron a la vez Bill y Buzz. 


Alfombra volvió a dar unas vueltas en el aire, como si pensase.


"El único que puede ir a Marte, esta primera vez, será Pelo". "¿Por qué?", interrumpió Buzz. "Nos gustaría ir todos juntos". "Lo entiendo, pero ninguno de los que estáis aquí tenéis experiencia viajando con la música, excepto Pelo". Canesa intervino: "podemos hacer pruebas antes. Yo quiero ir". Alfombra no lo tenía tan claro, podían sentirse confusos si no eran suficientemente aventureros y abiertos a la magia del Universo.


"Está bien", contestó por fin, "Vamos a tu laboratorio. Tenemos que elegir la música que mejor le siente a cada uno de vosotros". "¿Podríamos ir como hemos llegado hasta aquí?", dijo Bulliver que, hasta ese momento, había permanecido callado, escuchando.


Alfombra pensó que eran todos muy valientes, pero tendría que decirles muchas cosas sobre un viaje del que era posible que no regresasen. Aceptó llevarles, con una música común, al laboratorio de Canesa. Todos empezaron a sentirse muy relajados con los sonidos que "oían" dentro de su cuerpo.


"¡Me encanta!", dijo Bill nada más llegar. Alfombra les explicó que un viaje como ese podría ser sin retorno. Que duraría algo más que los que acababan de hacer. Y que, si volvían, en la Tierra habrían pasado algunos años más. Además, tendrían que ir hibernados, es decir, pasar por una especie de congelación para no gastar energía. A ninguno le importó. 


Las primeras pruebas consistieron en oír la música que les gustase. Luego, le consultaron a Stanley, el amigo de Canesa, sobre música parecida a la que le habían dicho, pero mezclada con unos ritmos especiales que Alfombra tenía en su interior.


Stanley estaba encantado de participar en este proyecto músico-espacial. Pronto, les llevó música de diferentes épocas y estilos. Cuando había pasado una semana, todos tenían claro con qué música querían viajar. Hicieron unos cuantos viajes cortos de prueba, a otro continente y al fondo del mar. Fueron viajes individuales. Todos dieron la talla. Estaban encantados.


Finalmente, Alfombra mezcló todos los sonidos y le añadió sus ritmos, que eran la clave para viajar tan lejos. Ninguno los oiría, pero sí los sentirían. Cada uno escucharía, en su interior, solamente su música preferida. 


"¿Qué comeremos y cómo respiraremos al llegar a Marte?". Buzz sabía, por su viaje a la Luna, que el espacio no es un lugar agradable para vivir los seres humanos.


"No os preocupéis. Iremos al interior del planeta. Encontraréis de todo. No seréis los únicos. Hay más habitantes allí", les respondió Alfombra.


La música empezó a oírse. Pronto estaban todos en hibernación, viajando con los sonidos al Planeta Rojo. Mientras tanto, no habría cuentos para contar, excepto los que ya estaban escritos. Cuando llegasen enviarían una señal. ¡Vamos rumbo a Marte!.


Ilustración: Violeta Pérez





 

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