martes, 14 de mayo de 2024

Capítulo 57 - De nuevo con Buzz Aldrin

 



Después de viajar por el cuerpo humano con la investigadora Canesa en Dinamarca, Pelo entró en una librería. Un joven quería el mismo libro que le habían reservado a su amiga Canesa.


Mientras, Gatoni corría por los tejados de la ciudad sin hacer ruido, como corren los gatos, en busca de un lugar en el que refugiarse. Al pisar fuerte en una de las tejas, ésta se movió y Gatoni entró por un agujero que había debajo. Se sintió caer durante un buen rato. Al apoyar sus patas en el suelo (ya se sabe que los gatos caen siempre de pie), notó un olor raro, un olor a humedad. ¿En dónde se encontraba?. 


Gatoni estaba dentro del libro de Julio Verne que Kontiki, el librero, había reservado a Canesa. Era un libro muy antiguo, una primera edición de "Viaje al centro de la Tierra". Sus páginas desprendían ese olor a sótano del papel guardado fuera de la luz. 


Canesa entró al día siguiente en la librería, para ver el libro que le había reservado Kontiki. El joven que quería el mismo libro estaba esperando desde una hora antes. Al verla, sus ojos parpadearon nerviosos. "¡Qué belleza!", pensó. Pero no quiso dejarse llevar por la emoción. El libro tenía que ser suyo y formar parte de su colección de libros únicos. 


"¡Hola Canesa!, aquí tienes el libro". Pelo, al oír el nombre, salió de entre los libros de la estantería en la que había dormido. "Este joven también lo quiere", le dijo Kontiki, "Pero tú tienes preferencia, te lo ofrecí primero a ti". Canesa miró al joven y sus ojos también temblaron. "Me gusta", pensó. "Encantada de conocerle. Mi interés por el libro es porque yo soy investigadora de lo desconocido y a veces ocurre que, en ediciones antiguas de Julio Verne, aparecen datos que pueden orientarme en lo que yo hago". 


Bulliver, que era el nombre del joven, se apresuró a decir: "Yo sólo lo quiero como coleccionista. Podemos compartirlo. Yo lo compro y usted lo lee". A Canesa el plan le pareció bueno. Y además, así podía conocer un poco más a ese joven tan atractivo, que le hablaba de usted.


Kontiki cobró el libro a Bulliver y Pelo se enganchó al abrigo de Canesa. Quería saber lo que ocurriría. Al llegar a una cafetería, decidieron sentarse a tomar algo y hablar tranquilamente un poco más. Canesa abrió el libro por una de sus páginas y de ella salió Gatoni enfurecido por estar atrapado. "¡Miau!", maulló al mismo tiempo que daba un salto al suelo. 


"¿Qué es eso?", preguntó Bulliver. "Creo que es mi amigo Gatoni, que debía de estar atrapado en el libro". Pelo comprobó que, efectivamente, era Gatoni. Se fue hacia él, se subió a su lomo y los dos salieron corriendo de allí. 


De pronto, vieron un cartel que ponía: "Conferencia. Hoy Buzz Aldrin: Pon tu culo en Marte". La puerta del lugar estaba abierta, así que Gatoni entró sin preguntar. El salón era inmenso. Aún no había gente, pero estaba todo preparado para la conferencia. Gatoni trepó por un cortina situada muy cerca del techo. Pelo se agarró fuerte a su amigo para no caerse.


La gente empezó a entrar en el teatro. Y, ¡oh sorpresa!, entre los asistentes estaban Canesa y Bulliver. Pelo supo distinguirles entre la multitud, por el color magenta intenso de la melena de la investigadora. 


La conferencia empezó con la proyección de unas fotos de los primeros hombres que llegaron a la Luna. Uno de ellos era Buzz Aldrin, que venía a dar una conferencia sobre cómo ir al planeta Marte. Pelo quería verle. Él también había estado en la Luna en un encuentro de magos y había hablado con Buzz *. 


Se quiso acercar tanto, que se cayó en dirección al escenario. Fue a parar justo encima del papel que estaba leyendo Buzz. "¡Hombre Pelo! ¿Qué haces tú aquí?". Los asistentes a la conferencia no entendían nada. Iban a hablarles de Marte y hablaban de un Pelo. Pero Canesa, la investigadora, sí sabía de quién hablaba Buzz Aldrin. "¡Pelo, amigo!, ¡estoy aquí!", gritó desde el fondo de la sala. Pelo no sabía qué hacer, si ir a ver a Canesa o quedarse con el astronauta. 


* Ver Capítulo 22 -  Buzz Aldrin, el segundo hombre en la Luna


Ilustración: Violeta Pérez


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