Alfombra Mágica llevó a Pelo y a Letisia a un viaje en el tiempo. Visitaron una época en la que unos dinosaurios soltaban mocos mientras peleaban y, después fueron al futuro, en el que las personas se podían mezclar entre ellas y separarse, como lo hacían las nubes. Ya no necesitaban aviones para viajar, porque bastaba con unirse para elevarse, y así poder ir a donde quisieran. "¡Me encanta!", dijo Letisia, que estaba harta de lo lentas que iban las carretas de los cómicos, en las que ella vivía.
Justo cuando estaba pensando esto, Alfombra decidió irse. ¿Dónde o cuándo estaban ahora?.
Estaban de vuelta al pueblo, con las carretas de los cómicos. La mamá de Letisia, al verla llegar, le preguntó: "¿De dónde vienes?". "Del futuro", le respondió. "¡Qué imaginación tienes!". La mamá no se imaginaba que decía la verdad.
Pelo ya no sabía en qué momento estaba. En sus viajes había visto muchas épocas, muchos lugares. Y lo que importaba de verdad eran las personas, no la época ni el lugar.
Ahora pensó que ya debía irse de aquel pueblo, que le había acogido tan bien. Quería tener más aventuras. Su amiga Alfombra Mágica le ofreció ir a un encuentro de Magos, que se celebraba en la Luna. Como eran magos podían hacerlo donde les diese la gana. A Pelo le pareció una buena idea. Se despidió de todos, especialmente de Brunilda y de su perro Tuffy *. Pero Leticia era la única que sabía a dónde iba.
Esta vez, Alfombra pensó que prefería hacer un viaje tranquilo, en lugar del viaje instantáneo que casi siempre hacía. Así, podrían disfrutar de las vistas que ofrecía el recorrido de la Tierra a la Luna.
Pronto, el horizonte empezó a verse cada vez más redondo, la Tierra se fue convirtiendo, poco a poco, en una pequeña pelota azul con nubes blancas. ¡Qué hermoso!, pensó Pelo. La Tierra flotaba en un universo oscuro. Allí había mucha gente viviendo y muchos animales y muchas cosas interesantes. Pelo, además, tenía en ese planeta a su amada, con la que quería encontrarse de nuevo. Cómo le gustaría compartir esta vista tan estupenda de la Tierra con ella.
Alfombra había creado, mágicamente, una pequeña habitación volante, con paredes transparentes. Las vistas eran impresionantes. Pelo giró la cabeza, en sentido contrario al que estaba mirando, y descubrió que la Luna se iba acercando. Blanca como la nieve, enorme, muy enorme. Con la emoción le entraron ganas de hacer pis. Pero no sabía cómo se hacía pis en el espacio. Se lo preguntó a Alfombra. "Hay unas bolsas especiales en aquella esquina", le contestó. Pelo cogió una bolsa para hacer pis en ella. Cuando terminó le preguntó a Alfombra qué hacía con ella. "Conéctala a ese tubo, vas a ver cristales amarillos saliendo al espacio". Con tanto frío como hacía ahí fuera, el pis se convertía en hielo. Parecían polvos mágicos. De pronto, hicieron una forma que parecía un pájaro y, un minuto después, una sonrisa. Finalmente, se formó una P gigante. ¡La P de Pelo!, naturalmente. Al fin y al cabo era su pis. Al pensarlo le dio la risa.
Alfombra avisó a Pelo de que pronto llegarían a la Luna. "¿Y dónde se va a celebrar el encuentro de Magos?". "En la cara oculta de la Luna, lógicamente. Así no nos verán desde la Tierra", le respondió Alfombra.
Después de un par de vueltas muy rápidas alrededor de la Luna, Alfombra aterrizó, mejor dicho, alunizó en el lado que no se ve desde la Tierra. Todo estaba muy oscuro pero, en cuanto tocaron suelo, una luz lo iluminó todo. ¡Estaban en la Luna! Pelo estaba alucinado o alunizado, pensó.
Pablum, el mago y un grupo de amigos estaban esperándoles. "¿Qué tal el viaje?" "Alunizante" le respondió Pelo, haciendo un juego de palabras con Alucinante y Luna. Pablum y sus amigos se echaron unas risas al oírlo. A ellos también les gustaba hacer magia con las palabras.
Hasta ese momento, Pelo no se había dado cuenta, pero ahora vio que todos llevaban una especie de bola transparente en la cabeza. Sería para protegerles y poder respirar, pensó. Pero no era así. Como eran magos no lo necesitaban. La bola de cristal transparente era la última moda entre los magos. Pablum se quitó la suya nada más llegar a un edificio precioso, en el que ponía "Encuentro de Magos" y debajo, "Por favor, no olviden sus varitas y sus polvos mágicos"
* Ver Capítulo 16 - El Pueblo y el Oso
Ilustración: Violeta Pérez
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